En 1535 el conquistador ibérico Alonso de Heredia, hermano del fundador de la histórica Cartagena de Indias, en su plan de expansión por descubrir y aumentar el dominio español llegó en su navegar rutinario hasta la ciénaga de Ayapel. Atraído por el embrujo de la belleza del paisaje que sus ojos contemplaron maravillados en esos momentos, de inmediato se asentó con sus acólitos a orillas de esta majestuosidad de la naturaleza para fundar a Ayapel. Eran predios del legendario cacique Yapé, quien comandaba al grupo de indígenas zenúfanos asentados en ésta parte naciente de la depresión momposina y desterrados con sus vasallos para ejercer el dominio que desde la madre patria se imponía.
Leyenda de la ciénaga de Ayapel
Cuenta una vieja leyenda zenu que esta belleza natural se formo de una gota de agua que llevaba una paloma triste en el pico, la que al dejar caer en aquellos parajes se formo esa acuática inmensidad. Luego los primeros nativos que habitaban la región la poblaron de peces grandes y pequeños tirando piedras a las aguas durante tres días y tres noches; piedras que al caer en las aguas se convertían en mojarras, bocachico, pacoras, bagres, doncellas, sábalos, etc., según fuera el tamaño de la piedra.
Y desde ese entonces a permanecido esa hermosura rodeando nuestra ciudad y deleitándole a todos y cada uno de los turistas y viajeros que visitan nuestro acuario de amor y amistad como lo es Ayapel.
HISTORIA
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